Tuesday, October 22, 2013

La onda expansiva de la revolución energética estadounidense


El mundo ha sufrido numerosos cambios tras la crisis que afecta a Europa y EE. UU. Pero también hay cosas que no lo han hecho. Entre ellas se encuentra el hecho de que, a futuro, el crecimiento va provenir de los países emergentes. Y ya no solo gracias a las exportaciones, mermadas tras la crisis que afecta a los principales mercados, sino fundamentalmente debido al aumento de la demanda interna.

Las consecuencias de este desequilibrio de crecimiento económico son muy relevantes: China deja de ser un exportador para convertirse en el primer mercado mundial, las empresas de Brasil e India comienzan a comprar empresas fuera de sus fronteras para adquirir tecnología y conocimiento, y la geopolítica cambia radicalmente debido al cambio originado por un nuevo reparto del poder, en la medida en que la UE y EE.UU. resuelven sus problemas económicos - y políticos- internos y pierden interés por el resto del mundo.


En este contexto, hay pocos factores que puedan restablecer el terreno perdido por los países desarrollados. Entre este selecto grupo de factores, nada podría tener un mayor impacto que el desarrollo en EE.UU. de la producción de shale gas -también conocido en español como gas de esquisto-.